Caracas Cuatricentenaria
Caracas Cuatricentenaria
En 1.967 Caracas resplandecia de belleza y hermosura.
Aún no era una ciudad cosmopolita, todavía tenía reminiscencias de pueblerina.
Todavía por la avenida Victoria, un carretero salía, por las tardes, con su carreta tirada por un caballo bastante viejo y flaco, y embarcaba pasajeros, para darles un paseo por los alrededores de esta avenida que legalmente se llama "Presidente Medina", pero que todo el mundo llama Victoria.
En el propio El Silencio, cómo los caraqueños llaman al centro de Caracas, todavía sobreviven casas coloniales.
En los barrios, todavía se encuentran gamelotales y sitios sin construir.
Caracas estaba cumpliendo 400 años, y los poetas y escritores le dedicaban odas y canciones.
Los caraqueños vivían felices, protegidos por su cerro El Ávila, como siempre le llamamos y por su clima primaveral y la bonhomia natural del caraqueño, receptora agradecida de cualquier persona de cualquier lugar del mundo.
Tristezas? Aquí no se conocían.
Acababa de terminar el año escolar y en los barrios los niños, jóvenes y rapazuelos gastaban su tiempo jugando pelota de goma, y elevando papagallos, amén de las tertulias nocturnas en las equinas, escaleras, calles y callejones, que alcanzaban a veces la medianoche.
Todavía había botiquines y sus rockolas amenizaban las noches caraqueñas de acuerdo al humor de los rockoleros. Eran 5 discos por 1 Bolivar.
Se oía la Sonora Matancera, Orlando Contreras, Julio Jaramillo, Javier Solis, Los Panchos, etcétera.
Las noches eran frescas, y en los barrios que descansaban en las faldas de el Ávila, solía bajar la neblina.
El transporte público era constante y seguro, las líneas de autobuses prestaban servicio hasta las 11 de la noche, a medio el pasaje, y aunque fuera 1 solo pasajero cumplían la ruta, claro, después de las 9 de la noche, disminuían el número de unidades, y a las 4 de la mañana reiniciaban su servicio.
Así mismo había servicio de carritos por puesto toda la noche, para todos los barrios, parroquias y urbanizaciones.
Es decir, nunca faltaba el transporte.
Por ésas épocas, algunos grupos de salsa venezolanos dominaban las preferencias musicales de los caraqueños.
Federico Betancourt con su Combo Latino imponía su "Maina", "Cocolia" y "En la cárcel.
Billo's se defendía con José Luis Rodríguez, Cheo García y Memo Morales.
Y desde el norte atacaban Pete Rodríguez, Ricardo Ray con Bobby Cruz, Eddie y Charlie Palmieri e Ismael Rivera.
Nada turbaba la paz caraqueña.
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